jueves, 9 de agosto de 2012

Andanzas de la rana urbana


En la frontera con Tlalnepantla

Cuando mis muñecos y yo empezamos a recorrer calles y municipios, los terrenos en que se encuentra la terminal del metrobús más cercana a Tlalnepantla pertenecían a una inmensa bocacalle en la que era riesgosísimo caminar. Estaban rodeados de lugares baldíos. Hoy siento una extraña mezcla de esperanza y desolación al ver los edificios nuevos de la unidad habitacional que se empieza a poblar.

Al otro lado, desde donde tomé la foto, están el centro comercial y dos restaurantes. Uno de la cadena California y el otro de McDonalds. Ingenieros y empresarios asociados para crear una vida feliz, coronada por ese distribuidor vial que le hace un flaquísimo favor al maestro Reyes Heroles.

Ahora mismo estoy pensando en esos artículos que se publican por ahí, de hacer huertos en las azoteas. En algunos lugares de la avenida Eduardo Molina he visto maizales y nopaleras, y en el jardín de una casa cercana al aeropuerto, un plátano con su flor. En aquella época no tenía celular con cámara, así que no pude conservar la imagen de esa enorme y hermosa corola.

Si fuera la mitad de joven que soy ahora, estaría entristecida. Hoy me niego a ser pesimista. Creo que tenemos agallas para volver a los jardines colgantes.

Alguien dijo por ahí que si Kafka hubiera nacido en México sería un ícono de la novela costumbrista y no le faltó razón. En el metrobús Tenayuca se levanta un verdadero monumento a la estupidez. Un puente que sirve para quitarle el tiempo a la gente, que prefiere brincarse la barda ante la vista gorda de los policías que, finalmente, se brincan igual cuando terminan su jornada de trabajo.

Sin importar edad, condición física, ni el hecho de que no hay semáforo, la gente se arroja sin medir que irán a dar a una curva, y están los que vienen en sentido contrario, que después de echarse una buena carrera para no ser atropellados, tienen que trepar la barda y saltar como si fueran las ovejas que mira uno pasar para motivarse al sueño.









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