viernes, 7 de noviembre de 2014

Dígalo ahora

Dígalo ahora, o calle para siempre,
es, en las bodas, la consigna parroquial.
Dígalo ahora o cállese el… ¡la boca!
Lo racionales no nos quita lo animal.
No hemos dejado de ser los cavernarios
y cacareamos que ya existe el Internet.
Hasta a la Luna ya fuimos, temerarios,
y regresamos. Allá no hay a quién morder.
Porque de plano, la gente se divierte
si ve que hay un pantano y ahí va uno de buey.
Aunque no es sano, nos repapalotea
comernos un cristiano, que’sque por compasión.
¿Y qué pasó? Se resbaló.
¡Ay pobrecito, fue a caerse de sentón!
¿Ya supo usted? Que ya bailó,
con la más fea, una polka y un danzón.
Dígalo ahora, rebuzne sus pesares.
No sea que al prójimo le dé por relinchar.
Dígalo ahora o aúlle en el desierto,
de todos modos lo van a descuartizar.
Cada capilla tiene su día de fiesta,
lo testarudo ya no se nos va a quitar.
Echar pedradas, es toda nuestra gesta,
y si nos llueve, ¡pos chillamos y ahí se va!
Arrieros somos y en el camino andamos,
a veces, como mulas, a veces, ahí se ven.
Tengan cuidado, ya viene el jabonero,
ve colas y las pisa, así azotó la res.
¿Y qué pasó? Se resbaló.
¡Ay pobrecito, fue a caerse de sentón!
¿Ya supo usted? Que ya bailó,
con la más fea, una polka y un danzón


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