Quiero
contarles la historia
de un drama
muy popular.
Ya es
costumbre vejestoria
de las sirvientas, robar.
En unos tiempos pasados,
las patronas, querulantes,
se hacían de
la vista gorda.
Hoy, en las
redes sociales,
hacen gala de ira sorda.
El látigo justiciero
del
desprecio y deshonor
le cayó a la
pobre Amparo
y no tuvo salvador.
Un triste chile en nogada
fue la causa
del desdoro.
Por poco
sale rapada
y se quedó sin comer.
Ya la sentencia del pueblo,
por algo la
voz de Dios,
enjuició a
las dos mujeres
en ese mismo
retablo
que la rica visitó.
La sirvienta no se escapa
de cínica y
de taimada,
aunque le den su mesada,
tatemada se quedó.
Y a esa lady cuenta chiles,
por
balconear a la gata,
el tiro por
la culata,
¡y que la
lleven al baile!
No hay comentarios:
Publicar un comentario